#ElPerúQueQueremos

Tulipán negro

Catolicismo Social Club

Publicado: 2012-05-28

[ O el Sendero del Integrismo ]

A fanatic is one who can't change his mind and won't change the subject.

Winston Churchill

En las controversias sobre el caso Garatea y los estatutos de la PUCP, las últimas semanas han sido pródigas en la repetición de un estribillo que los conservadores usan como su mejor argumento: si no quieres vivir según las normas de la Iglesia, eres libre de irte. La exclamación implícita es ¡por qué no te vas! al estilo Borbón. Hasta donde sé, solo una periodista ha respondido al argumento, denunciando su lógica de club social.

Si el cristianismo se nutre de la vida del Espíritu, el argumento del club social delata, en efecto, la poca espiritualidad de quienes lo usan. Quieren uniformidad, creen que las divergencias son dañinas y asumen que para lograr una Iglesia homogénea hay que usar las normas como herramientas de discriminación. Sobre esa base se sienten con derecho a decidir quién es católico y quién no, sin importarles por dónde sople el Espíritu.

¿Pero es solo arrogancia lo que hay tras esa actitud? Me parece que la convicción de ser los verdaderos católicos, los únicos que merecen seguir siendo parte del club, puede explicarse sobre la base de cinco hipótesis, a la primera de la cuales llamaré la hipótesis T:

>>TODA la humanidad está depravada. Por eso hay tantos individuos como Garatea o los caviares de la PUCP que quieren hacerse pasar por católicos para dañar a la Iglesia.<<

En realidad, sobre la base de la hipótesis T, lo que se quiere es hacer una radical limpieza interna del club. Aquí no entra la chusma. Esta lógica de segregación reclama la hipótesis U:

>>Los UNICOS elegidos por Dios para la salvación son los que permanecen fieles a las estrictas disposiciones de la Iglesia, que son obviamente las del club, sin importar otros méritos.<<

Para los socios, lo espiritual es un asunto privado, que se despliega de manera secretísima en el quehacer cotidiano. En el espacio público puede haber divergencias enormes con la imagen de Jesús, quien incluso podría no reflejarse en absoluto en los actos de un elegido, porque no importan los méritos visibles, sino solo la elección divina. En la práctica, asumir que se tiene la prerrogativa de juzgar quién es católico reclama además la hipótesis L:

>>Jesús murió en la cruz por un número LIMITADO de personas, como quien dice, solo para los que tienen carnet.<<

Aquél que le pide a Garatea que se vaya si no le gustan las reglas de la Iglesia le está diciendo, en buena cuenta: Lárguese de nuestro club, total, qué más da, si de hecho está visto que por su rebeldía a la autoridad eclesiástica usted no puede estar entre los elegidos de Dios. Lo que me lleva a la hipótesis I:

>>La gracia que Dios le otorga a los que obedecen es IRRESISTIBLE.<<

Miembro de este exclusivo club solo es aquel que no puede no obedecer. Todos los demás seres humanos, incluido el Papa, si son capaces de algún mínimo acto de desobediencia frente a la voluntad divina, entonces son miembros de la humanidad depravada. Si obedece estrictamente a las normas de la Iglesia, tal como el club las interpreta, entonces es un elegido, no pertenece a la masa de los condenados, Dios no lo ha privado de su gracia.

Al cierre de este espeluznante desfile, la lógica extremista del Catolicismo Social Club impone la hipótesis P:

>>El elegido tiene la seguridad eterna que habrá de PERSEVERAR en la obediencia.<<

Es metafísicamente imposible que los elegidos pierdan la salvación a la que Dios los ha predestinado, porque Dios no se equivoca. Bajo esa certeza que oprime las dudas más recónditas, los elegidos pelearán con tenacidad y con absoluta confianza en la santidad de sus actos. Nunca cejarán en su esfuerzo por depurar a la Iglesia de todo aquel que no sienta como ellos, sin importarles a quiénes golpeen en sus embestidas. Y hoy toca insistir en esto: incluso si fuera el propio Papa a quien tuvieran que derribar.


Escrito por

Luis Eduardo Bacigalupo

Anti-filósofo, profesor de filosofía dedicado al estudio de la religión, creyente escéptico, malleus maleficorum... etc.


Publicado en

El Ojo de Timón

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